“Yo miraba que estaba muy mal. A veces se hinchaba, solo quería estar en mi pecho”.
Rebeca recuerda el estado de su pequeña hija Annelia, antes de recibir el apoyo nutricional por parte de UNICEF y sus aliados.
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Aún le tiembla la voz a Rebeca Lacayo de 24 años, afectada por los huracanes Eta e Iota en la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte, cuando cuenta la experiencia que tuvo con su hija, por quien sintió temor de perderla. “Yo miraba que estaba muy mal. A veces se hinchaba, sólo quería estar en mi pecho. Había momentos en los que sentía que ya no podía, me estaba dando por vencida, pero quería que ella estuviera bien. Esa era mi motivación para seguir luchando por ella”, recuerda la madre.
Todo cambió para la familia, el día en que en el marco de la respuesta en nutrición a la emergencia, llegó una jornada de medición de talla y peso a su comunidad en Waspam en Nicaragua, habitada por comunidades indígenas.
“Estaban midiendo a los niños y ayudaron a quienes tenían bajo peso”, rememora Rebeca, quien llevó a su hija para ser valorada. El diagnóstico fue desnutrición.
La abuela de Annelia recordó cómo la niña “solo quería estar en brazos” y agregó: “Estaba triste todo el tiempo. Es una niña que poco a poco cambió, su salud fue mejorando, ahora no quiere estar en brazos quiere andar caminando, hacer ´travesuras´ de niña, se le nota en la carita que es una niña feliz”.
UNICEF implementó acciones en el ámbito comunitario para la respuesta en nutrición en situaciones de emergencia, en alianza con sus socios, teniendo como referente los Compromisos Básicos para la Infancia en la Acción Humanitaria.

La desnutrición tiene un impacto devastador en la vida de los niños y las niñas, multiplica las probabilidades de perecer e impide el aprendizaje.
En el marco de las acciones de recuperación luego del paso de los huracanes Eta e Iota, que impactaron Nicaragua en noviembre de 2020, se abordaron las necesidades urgentes de nutrición en niñas, niños, embarazadas y madres que dan de lactar, con apoyo de donantes internacionales.
Más de 1.200 niñas y niños se recuperaron de malnutrición en cinco comunidades indígenas de la Costa Caribe Norte: Kum, Wasla, Bihmuna, El Porvenir y Cabo Gracias a Dios. Además más de 21.000 mujeres embarazas y lactantes recibieron consejería de nutrición y servicios atención para la prevención de la malnutrición.

Para la recuperación de la niña fue primordial el involucramiento de la familia. “Aunque yo trabajo, cuando estoy en la casa cuido también a la niña, para que descanse la mamá”, explicó Oliver Rojas, padre de la niña.
La comunidad se involucró a través de brigadistas de salud. “Yo la vi cómo era antes (la niña), ahora se ve diferente, alegre y no es sólo por los medicamentos, también es por el cuido de la familia”, cuenta Joaily Webb, brigadista comunitaria.
Las capacitaciones se expandieron a las escuelas de campo para enseñar a preparar alimentos nutritivos con insumos de la comunidad. Las acciones de nutrición de UNICEF van de la mano con intervenciones de agua, saneamiento e higiene, entregando filtros para agua en los hogares.
También se entrega sulfato de zinc, vitamina A, micronutrientes, alimento terapéutico e incaparina -principal reserva energética de niños en crecimiento-; todos estos insumos se distribuyeron a través de puestos de salud en las 5 comunidades.

De este modo, UNICEF contribuye para que niños y niñas menores de cinco años y mujeres embarazadas y lactantes, especialmente de las comunidades más vulnerables y/o afectadas por desastres naturales, tengan acceso a servicios esenciales y programas para la prevención y atención oportuna en condición de riesgo nutricional o desnutrición aguda.