Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional 2018
Desigualdad y sistemas alimentarios

Puntos destacados
La contracción económica sufrida por América Latina y el Caribe, el conflicto político en algunos países y el incremento de los desastres originados por fenómenos naturales han tenido como resultado el aumento de la migración, el crecimiento de las tasas de pobreza y de pobreza extrema, y el consecuente deterioro de los perfiles de hambre y malnutrición. Esta situación se suma al efecto de patrones alimentarios poco saludables presentes en esta región desde hace un par de décadas, y agrava la situación entre los territorios y poblaciones más desfavorecidas.
La desigualdad contribuye al hambre y a las distintas formas de malnutrición.
En América Latina el 8,4% de las mujeres se encuentran en situación de inseguridad alimentaria severa, en comparación con el 6,9% de los hombres. En diez países, el 20% de los niños y niñas más pobres sufren tres veces más la desnutrición crónica. Las poblaciones indígenas sufren mayor inseguridad alimentaria que las no indígenas, y las poblaciones rurales más que las urbanas.
Sin encarar la desigualdad en la seguridad alimentaria y en la nutrición, no podremos cumplir la promesa y el compromiso de no dejar a nadie atrás. Es necesario entender por qué la desnutrición, la carencia de micronutrientes, el sobrepeso y la obesidad afectan en forma diferenciada a las personas de menores ingresos, a las mujeres, a los indígenas, a los afrodescendientes y a las familias rurales.
A pesar de esta realidad, las cuatro agencias que hemos producido juntas este Panorama, afirmamos que es perfectamente posible transformar los sistemas alimentarios para garantizar una mejor alimentación para todas las personas, de forma más sostenible y adaptada al cambio climático. Hoy entendemos que necesitamos acciones en la producción, el procesamiento y la comercialización de productos para disponer de alimentos saludables. Podemos trabajar para mejorar los entornos, de manera tal que faciliten el acceso a alimentos sanos, y fomentar prácticas que ayuden a las personas a tomar decisiones de consumo más informadas y responsables.