Un hogar no reemplaza a la familia
Niñez institucionalizada

Ximena* es una adolescente de 13 años. A su corta edad pasó por la dura experiencia de vivir en instituciones, incluyendo el Hogar Seguro Virgen de la Asunción, donde murieron 41 niñas producto de un encierro e incendio el 8 de marzo del 2017. Esta tragedia, que aún conmociona al país, la marcó profundamente, especialmente al pensar que ella pudo haber sido una de las víctimas.
En Guatemala hay más de 5.000 niñas, niños y adolescentes institucionalizados. Estudios demuestran que la institucionalización genera problemas en el desarrollo psicológico, social y biológico de las niñas, niños y adolescentes, en el caso de los niños y niñas menores de 3 años por cada cuatro meses que un niño esté institucionalizado, pierde un mes en su desarrollo.
Debido a conflictos familiares y al ambiente de tensión que se vivía en su familia, Ximena comenzó a pasar cada vez más tiempo con amigos en la calle, incluso a veces sin llegar a dormir a su casa.
Esta situación, así como la suma de las dificultades en su familia, provocaron que un día Ximena fuera detenida en la calle y enviada a una “casa hogar” por orden de un Juez.
Ximena estuvo cuatro meses en Instituciones de Abrigo. Según sus propias palabras:
“el ambiente no fue tan malo, pero las monitoras la trataban a veces mal… Nuestras familias nos mandaban cosas y ellas no nos las entregaban... La comida estaba “shuca” (sucia)…, sólo frijoles y huevos nos daban. Además, las mismas niñas nos pegaban.”
La principal causa de la institucionalización en los niños y niñas es el maltrato, mientras que en las adolescentes es debido a los problemas parentales y violencia sexual. En los adolescentes varones, las principales causas de la institucionalización son las adicciones y la identificación con pandillas.
La institucionalización prolongada por más de seis meses también provoca la desvinculación y desapego con la familia. Por ello, cuando se decide institucionalizar a un niño, niña o adolescente, debe ser el menor tiempo posible e idealmente en espacios cercanos a su comunidad para facilitar el acceso a la familia.
Paralelamente, se deben fortalecer los programas dirigidos a las familias para que reciban asistencia en casos de pobreza y apoyo en la relación con sus hijas e hijos, mejorando la comunicación y comprendiendo mejor los diferentes ciclos de vida y de desarrollo de la niñez y adolescencia.
Actualmente Ximena vive entre la casa de su mamá y sus tíos, mientras el Juez decide con quien se quedará. Las relaciones de Ximena con su mamá y el resto de la familia han ido mejorando. Ximena ya no quiere volver a una Institución.
“Quiero estar con mi familia, yo los extrañaba, ahora quiero seguir estudiando, ver qué carrera sigo; que lo que viví me quede de experiencia para el futuro.”
Isa, la mamá, expresa lo siguiente:
“Si el gobierno quiere ayudarlo a uno como padre, debería cambiar el sistema que tiene, ya no encerrar a las niñas, sino que al contrario, estar más apegados a los padres, que tanto la niña como el padre reciban una terapia pero no alejarlos de su familia.”
UNICEF aboga para que termine la institucionalización sistemática de la niñez en Guatemala y de cerca de 240.000 niñas, niños y adolescentes en América Latina y El Caribe.
La Convención sobre los Derechos del Niño y las directrices de las Naciones Unidas sobre las Modalidades Alternativas de Cuidado de los Niños indican que la institucionalización debe ser siempre el último recurso, una medida temporal y por el menor tiempo posible, priorizando que las niñas, niños y adolescentes crezcan en el seno de sus familias.
Estas orientaciones también indican que los Estados deben apoyar a las familias más vulnerables para que puedan cumplir con sus responsabilidades, sabiendo que la pobreza no justifica la institucionalización.
Por ello, UNICEF en Guatemala también promueve la implementación de modelos alternativos de acogida y protección, basados en las familias ampliadas o familias de acogida.
Cada vez que un niño crece y se desarrolla en un ambiente familiar, hay esperanza.