
Aprendí a dar amor y confianza a mis hijas y esto es importante para prevenir que pasen esas cosas
Crianza basada en el buen trato y el amor

Baja Verapaz, febrero 2022. Es de madrugada y aun así parece que el día ha empezado desde hace muchas horas en el hogar de Teresa*, una enérgica mujer del departamento de Baja Verapaz. Su esposo se dedica a la siembra de yuca y camote y a las seis de la mañana ya han hecho una entrega de varios quintales.
Teresa prepara el desayuno. Huevos y frijoles para su esposo y una de sus hijas. Aunque no lo aparenta, Teresa carga con las cicatrices y recuerdos de una infancia complicada.
“Cuando tenía tan solo 9 años mi hermano, que en ese entonces tenía 22 años, abusó sexualmente de mi”, comenta Teresa mientras comparte su experiencia con mucha claridad y fortaleza emocional.
En Guatemala cada día se registran 19 casos de violencia sexual en niñas, niños y adolescentes. Sin embargo, sólo 2 de cada 10 adolescentes conoce dónde denunciar actos de violencia.
Su agresor estudiaba lejos y regresaba a casa cada dos o cuatro meses.
“Tuve padres ejemplares, me trataban con respecto y amor, pero cuando mi hermano regresaba a la casa era un infierno para mí”, explica Teresa pausando su voz.

Teresa no le comentó nada a su familia y los abusos siguieron hasta que ella tuvo 14 años, cuando su hermano se casó y ya nunca más volvió. Teresa permaneció callada y guardando el secreto por vergüenza y miedo a que no le creyeran.
Ella siguió su vida, pero con rencor. Eso fue lo que la llevó a tener una mala relación con sus hijas, admite: “era agresiva y poco atenta con ellas”.
UNICEF, con su socio El Refugio de la Niñez y gracias al apoyo del Gobierno de Suecia brindan talleres y capacitaciones para prevenir la violencia y fomentar la crianza basada en el buen trato y el amor en las comunidades.
Años después, su hermano regresó a la comunidad y para desgracia de Teresa, descubrió que no había cambiado. Con horror descubrió que también había intentado abusar de su hija mayor, que en ese entonces tenía solo 8 años.
Fue cuando ya no pudo reprimir la verdad por más tiempo y decidió contarle a su familia. “Fue duro”, dice Teresa, “pero fue el primer paso para liberarme, y por suerte me sentí apoyada por ellos, me creyeron”. Inclusive su única hermana le confesó que también a ella, años atrás, evitó que su hermano abusara de ella.
Teresa fue a la cabecera municipal y con la ayuda de la Oficina Municipal de Protección para la Niñez y Adolescencia (OMPNA), presentó una denuncia al Ministerio Público. Asimismo, para apoyar a la familia con su recuperación emocional, UNICEF junto a su socio Refugio de la Niñez brindaron una atención psicosocial.
“Refugio nos ayudó mucho con la Escuela para Padres y el apoyo psicológico a toda la familia para superar todo esto”, afirma Teresa. “Aprendí a dar amor y confianza a mis hijas y esto es importante para prevenir que pasen esas cosas nuevamente”.
Después de lo ocurrido, Teresa se convirtió en miembro del Consejo Comunitario de Desarrollo (COCODE), para capacitar a padres, madres y cuidadores acerca de la importancia de la protección y de la crianza positiva. “No quiero que más personas pasen por lo que pasamos nosotras”, asegura Teresa.
*Nombres ficticios para proteger su identidad.