Vigilancia Epidemiológica Comunitaria en Imbabura
A través de la acción de 140 vigilantes comunitarios se beneficia directamente a 24.000 personas en Imbabura.

- ¿En qué consiste el proyecto de vigilancia comunitaria que en el marco de la pandemia de covid-19 han implementado en Imbabura y Pichincha?
La vigilancia comunitaria implementada en Imbabura promueve la acción conjunta de la población para la prevención de COVID-19 y el acceso a servicios de salud esenciales con énfasis en niñas, niños y embarazadas. Esta iniciativa se desarrolla desde los Gobiernos Parroquiales en coordinación con los establecimientos de salud del MSP y los cabildos de las comunidades, en las parroquias de Angochagua, Imantag, Miguel Egas Cabeza, San Rafael de la Laguna, González Suárez, en Imbabura, así como en las parroquias de Olmedo (Pesillo) y Cangahua (Cayambe) en Pichincha.
Consiste en involucrar a los miembros de la comunidad y movilizar su corresponsabilidad en la detección temprana de los problemas de salud y por tanto la implementación oportuna de las medidas de control y/o alternativas de solución.
Los líderes comunitarios actúan como un equipo propositivo que construye acciones de cambio para el mejoramiento del estado de salud de su propia comunidad, a la que conocen y con la que interactúan permanentemente. Esto permite actuar directa y oportunamente para reducir el impacto que puede generar esta epidemia, así como promover el acceso a los servicios de salud.
- ¿Cuáles son las estrategias que han aplicado en este plan?
El Programa de Vigilancia Comunitaria incluye la organización con gobiernos parroquiales; la conformación y capacitación de los vigilantes comunitarios; la identificación y captación en la comunidad de casos sospechosos o sintomáticos de COVID-19, coordinación para el reporte al establecimiento de salud, el fomento y difusión de medidas para la prevención del COVID-19, así como para el ejercicio del derecho a la salud por parte de niños, niñas y embarazadas, especialmente el acceso a servicios esenciales de salud como vacunación, control de la embarazadas, control del niño sano.
Involucra a los actores locales comunitarios como cabildo de comunidades, líderes barriales, Juntas Parroquiales, comités de salud, Comisiones Parroquiales de Atención en Emergencia - COPAES, mesas intersectoriales parroquiales, entre otras organizaciones de base que se organizan para conformar vigilantes comunitarios.
Para apoyar las acciones de vigilancia comunitaria Unicef ha entregado Kits de insumos a los vigilantes comunitarios con insumos de bioseguridad, lavamanos portátiles y material educomunicacional, en kichwa y castellano, impreso, audio y vídeos, sobre la prevención y cuidado de COVID-19, así como medidas de promoción de la salud, especialmente para el cuidado de los niños y niñas, y embarazadas.
El trabajo se complementa con acciones orientadas a contar con agua potable y saneamiento básico que forman parte de una intervención integral, intersectorial.
Esta iniciativa confluye con base a un proceso de coordinación intersectorial local, con un trabajo previo con las familias de los territorios de intervención, con énfasis en la importancia de la corresponsabilidad, lo que permitió afianzar la vigilancia comunitaria en el marco de la pandemia.
- ¿Quiénes son sus principales aliados para la implementación de este proyecto?
Unicef ha trabajado con socios como la Federación de Organizaciones Comunitarias de Imbabura y actualmente la Sociedad Ecuatoriana de Salud Pública, articulando acciones con los Gobiernos Descentralizados Parroquiales y cantonales, juntas de agua potable de administración comunitaria, con el Ministerio de Salud Pública a través de los distritos de Otavalo, Ibarra y Cotacachi, Cayambe y con las Mesas intersectoriales parroquiales en las cuales participa el Mies, ministerio de Agricultura, Educación, organizaciones no gubernamentales y más actores locales.
- ¿Cuáles son los resultados que se han obtenido hasta el momento?
- 190 vigilantes comunitarios nombrados y ratificados en asambleas comunitarias o con los cabildos o consejos de gobierno, en alrededor de 60 comunidades, algunas de muy difícil acceso y con gran dispersión de viviendas;
- Alrededor de 10.000 familias cuentan con vigilantes comunitarios para COVID-19 y el monitoreo de servicios esenciales de salud como vacunación infantil y control preventivo de madres embarazadas, entre otros.
- Potenciamiento de la corresponsabilidad comunitaria y empoderamiento de los líderes comunitarios en la prevención a COVID-19 y cuidado de los niños, niñas y embarazadas;
- Fortalecimiento de capacidades a vigilantes comunitarios, líderes de las juntas parroquiales y comunidades; periodistas y comunicadores de las localidades;
- Fortalecimiento de la coordinación intersectorial;
- Herramientas comunicacionales producidas para apoyar los procesos de prevención de COVID-19 y prevención de la salud: audio, vídeo, impresos;
- Abordaje integral desde las mesas intersectoriales
- ¿Cuál es la tarea que deben realizar los vigilantes comunitarios?
Los líderes comunitarios y los TAPS, quienes actúan como vigilantes comunitarios, generan alertas en su visita casa a casa, para luego reportar a los establecimientos de salud, para la toma de decisiones e implementación de acciones prioritarias en conjunto con la comunidad. También realizan acciones de prevención, difundiendo y realizando procesos de educomunicación en la comunidad sobre las medidas de prevención del COVID-19 y acciones de promoción de la salud con énfasis en niños, niñas y embarazadas; por ejemplo, en los temas de alimentación saludable, lactancia materna, control de la embarazada, control del niño sano, vacunación, entre otros.
Los vigilantes comunitarios se encargan de detectar si en su comunidad existen casos que podrían considerarse sospechosos o que presenten alguna sintomatología relacionada con el COVID-19. Luego en un trabajo articulado con los establecimientos de salud, el vigilante reporta, para que desde allí se generen acciones que permitan determinar si se trata de un caso sospechoso, probable o confirmado o es un contacto cercano a un paciente con COVID.19. El establecimiento genera las acciones que considere pertinentes de acuerdo con el caso, luego se espera que informe a la comunidad la situación general respecto al número de casos y las medidas que se están tomando en espacios como las COPAES.
Los vigilantes comunitarios son de sus propias comunidades por lo que tienen conocimiento sobre lo que ocurre en sus territorios y esto les permite apoyar a sus comunidades en el marco de su realidad social y cultural.
Los vigilantes comunitarios elaboran mapas comunitarios, de acuerdo con el número de familias que les corresponde, en conjunto con los cabildos comunitarios. Han tenido un proceso de capacitación para fortalecer sus capacidades sobre las medidas de prevención de COVID-19 y promoción de la salud, con énfasis en el cuidado de niños, niñas y embarazadas.
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