Un nuevo análisis de UNICEF revela la terrible magnitud de las violaciones graves contra la infancia durante los conflictos

Entre 2016 y 2020 se verificó un promedio de 71 violaciones graves cada día

28 Junio 2022
Un nuevo análisis de UNICEF revela la terrible magnitud de las violaciones graves contra la infancia durante los conflictos
UNICEF/UN057851/Romenzi

NUEVA YORK/GINEBRA, 28 de junio de 2022  Entre 2005 y 2020, las Naciones Unidas verificaron más de 266.000 violaciones graves contra la infancia cometidas por las partes en más de 30 situaciones de conflicto en África, Asia, Oriente Medio y América Latina, dijo hoy UNICEF en un nuevo informe[1]. Esta cifra representa solamente una fracción de todas las violaciones que se cree que se han producido, ya que las limitaciones en materia de acceso y seguridad, entre otras, y la vergüenza, el dolor y el miedo que sufren los niños y las familias supervivientes dificultan a menudo la denuncia, la documentación y la verificación de las violaciones graves contra la infancia en situaciones de conflicto armado.

El informe, titulado 25 años de conflictos armados y la infancia: Actuar para proteger a los niños y niñas en la guerra, reveló que entre 2005 y 2020 se han verificado los datos siguientes: más de 104.100 niños y niñas han sido asesinados o mutilados en situaciones de conflicto armado; más de 93.000 niños y niñas han sido reclutados y utilizados por las partes en conflicto; al menos 25.700 niños y niñas han sido secuestrados; y las partes en conflicto han violado, casado a la fuerza, explotado sexualmente y cometido otras formas graves de violencia sexual contra al menos 14.200 niñas y niños. Las Naciones Unidas verificaron más de 13.900 incidentes de ataques contra escuelas y hospitales y no menos de 14.900 incidentes de denegación de acceso humanitario a los niños desde 2005.

“Este informe expone con la mayor crudeza posible el fracaso del mundo a la hora de proteger a sus niños y niñas contra las violaciones graves en tiempos de conflicto armado”, dijo la Directora Ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell. “Las violaciones graves devastan a los niños, las familias y las comunidades, y desgarran el tejido social, lo que hace aún más difícil restaurar y mantener la paz, la seguridad y la estabilidad. Debemos negarnos a aceptar las violaciones contra los niños y las niñas como un resultado inevitable de la guerra”.

Sobre la base de los datos recopilados desde hace 16 años en el Informe Anual del Secretario General sobre los Niños y los Conflictos Armados, el informe ilustra las repercusiones que los conflictos armados han tenido sobre la infancia, y presenta las tendencias de las violaciones graves en todo el mundo y a lo largo del tiempo. El informe examina cómo se utiliza la información sobre los patrones documentados de violaciones graves para responder a las necesidades de los niños y niñas, y cómo el compromiso con las partes en conflicto –agentes estatales y no estatales por igual[2]– permite poner fin a las violaciones graves y a evitarlas.

El número anual de violaciones verificadas ha aumentado gradualmente desde 2005[3], al superar por primera vez los 20.000 en un año en 2014 y alcanzar los 26.425 en 2020. Entre 2016 y 2020, la media mundial diaria de violaciones graves verificadas se situó en la alarmante cifra de 71 violaciones. El elevado número de violaciones observadas en los últimos años demuestra las graves consecuencias que los conflictos armados –y las crisis de protección cada vez más complejas y prolongadas[4]– tienen sobre la infancia.  

El informe señala que muchos niños y niñas sufren más de una violación, un factor que aumenta su vulnerabilidad. Por ejemplo, el secuestro se combina a menudo con otras violaciones, especialmente el reclutamiento, la utilización y la violencia sexual, o bien es una antesala de estas otras violaciones. Los niños –especialmente las niñas– que han sido secuestrados y/o han estado asociados con las partes en conflicto se encuentran expuestos a un riesgo elevado de ser víctimas de la violencia sexual, como por ejemplo la violación, la explotación sexual y el matrimonio forzado.

El informe constata que todas las partes en conflicto, tanto los Estados como los agentes no estatales, cometen graves violaciones contra los niños. Entre 2016 y 2020, los agentes estatales –incluidas las fuerzas y coaliciones nacionales e internacionales– fueron responsables de al menos el 26% de todas las violaciones. En comparación, los agentes no estatales fueron responsables de alrededor del 58% de todas las violaciones verificadas, lo que destaca la importancia de comprometerse con todas las partes en conflicto, incluidos los agentes no estatales, para poner fin y prevenir de forma contundente las violaciones contra la infancia

Con el fin de reforzar la rendición de cuentas, las partes en conflicto que figuran en el informe anual del Secretario General sobre los niños y los conflictos armados elaboran y ponen en práctica planes de acción con acciones específicas, concretas y sujetas a plazos  precisos para establecer medidas sostenibles que protejan a los niños de las repercusiones de los conflictos. Entre 2005 y 2021, las partes en conflicto firmaron un total de 37 planes de acción en 17 situaciones de conflicto. Alrededor del 70% de los planes de acción se firmaron con agentes no estatales, y el 30% restante con agentes estatales. El informe expone varios ejemplos que ponen de relieve tanto el valor de los planes de acción como su impacto decisivo a la hora de lograr un cambio positivo para los niños, tanto en lo inmediato como a largo plazo. Estos planes permiten presentar los retos y los obstáculos que supone esta tarea.

El aumento en el número de agentes armados no estatales, el desarrollo y el empleo de nuevos medios y métodos de guerra, el uso de artefactos explosivos improvisados y otras armas explosivas, en particular en zonas pobladas, son sólo algunos de los numerosos factores que contribuyen a que hayan surgido nuevos problemas graves que dificultan la protección de los niños en situaciones de conflicto armado.

El informe también constató lo siguiente:

  • Los niños procedentes de los entornos más pobres y los niños de condición o características específicas[5] –incluidos los niños refugiados, desplazados internos e indígenas, entre otros– siguen corriendo un mayor riesgo de sufrir violaciones graves.
  • Los datos disponibles desglosados por sexo indican que los incidentes verificados de violaciones graves han afectado predominantemente a los niños varones[6]. Por ejemplo, en 2020, los niños varones representaron el 73% de todas las víctimas infantiles, una mayoría en el caso del reclutamiento y la utilización (85% de varones), el secuestro (76% de varones) y el asesinato y la mutilación (70% de varones). En comparación, las niñas son una cuarta parte (26%) de todos los niños y niñas víctimas, aunque en el caso de la violación y otras formas graves de violencia sexual la mayoría son niñas, un 98%.
  • Entre 2016 y 2020, el 79% de todas las víctimas infantiles –o unos 41.900 niños– se verificaron en solo cinco situaciones: Afganistán (30%), Israel y el Estado de Palestina (14%), Siria (13%), Yemen (13%) y Somalia (9%).
  • El uso de armas explosivas de amplio efecto, sobre todo en zonas pobladas, son una amenaza persistente para los niños y sus familias. Sólo en 2020, las armas explosivas y los restos explosivos de guerra fueron responsables de al menos el 47% de todas las víctimas infantiles, con el resultado de más de 3.900 niños y niñas muertos y mutilados.

Es importante señalar que el aumento de la verificación de las violaciones a lo largo del tiempo también pone de manifiesto la creciente solidez del mecanismo de supervisión y presentación de informes a lo largo de los años. La elaboración de orientaciones sobre la supervisión y la presentación de informes, la formación y el fomento de capacidades del personal de las Naciones Unidas y de sus asociados en materia de documentación de violaciones graves, y la concienciación de las familias y las comunidades sobre los riesgos relacionados con la protección de la infancia han contribuido a reforzar el mecanismo y a facilitar la recopilación cada vez mayor de información sobre las violaciones graves contra la infancia.

Aunque la capacidad general de las Naciones Unidas para documentar y verificar incidentes de violaciones graves ha aumentado con el tiempo, ha fluctuado de un año a otro, de una situación a otra y de una violación a otra. En este sentido, y en base a todo lo anterior, las comparaciones directas entre situaciones, años o violaciones deben realizarse con cautela.

“UNICEF y nuestros aliados no vacilarán en la tarea de prevenir las violaciones graves contra los niños y niñas”, dijo Russell. “Con más niños y niñas afectados por los conflictos, la violencia y las crisis ahora que en cualquier otro momento desde la Segunda Guerra Mundial, esta tarea nunca ha sido más urgente”.

Las recomendaciones del informe, basadas en las pruebas y los análisis presentados, tienen por objeto movilizar a todas las partes interesadas, incluidas las partes en conflicto, los Estados y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, para proteger a los niños de forma eficaz y sostenible y acelerar la acción a nivel local, nacional, regional y mundial.

Además de hacer un llamamiento a las partes en conflicto y a los Estados para que cumplan con sus obligaciones en virtud de los derechos humanos internacionales y el derecho humanitario, el informe incluye una serie de recomendaciones sobre las cuestiones siguientes:

  • cómo se pueden proporcionar mejores servicios de atención y respuesta que estén adaptados a los niños y niñas afectados por los conflictos,
  • cómo se puede mejorar el desglose y el análisis de los datos para que la respuesta y la prevención sean más sólidas,
  • cómo se puede apoyar a los Equipos de Tareas nacionales de supervisión y presentación de informes para acelerar la toma de medidas y mejorar su colaboración con los gobiernos;
  • cómo se puede colaborar mejor con las partes en conflicto para elaborar planes de acción que permitan proteger a los niños y niñas de forma sostenible.

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Notas para los editores: 

[1] La información se refiere exclusivamente a las situaciones que se han incluido y/o se incluyen actualmente en los informes anuales del Secretario General sobre los niños y los conflictos armados. El número de situaciones de conflicto incluidas en los informes anuales varió entre 18 y 23 en el período de 16 años, con una media anual de 20,7 situaciones. En el informe de 2021 se registraron 21 situaciones nacionales, así como una situación regional (la región de la cuenca del lago Chad).

La terminología que se utiliza en este informe para referirse a las partes en conflicto coincide con la utilizada en los informes del Secretario General sobre los niños y los conflictos armados. La referencia a un agente no estatal no afecta a su condición jurídica.

[3] Los tres primeros informes del Secretario General presentados en virtud de la resolución 1612(2005) abarcaron diferentes períodos de presentación de informes: el primer informe abarcó el período comprendido entre noviembre de 2005 y septiembre de 2006, el segundo informe abarcó entre octubre de 2006 y agosto de 2007 y el tercer informe abarcó entre septiembre de 2007 y diciembre de 2008. A partir de 2009, cada informe anual del Secretario General abarcó un período de presentación de informes que va del 1 de enero al 31 de diciembre.

[4] De las 21 situaciones de países incluidas en el informe anual de 2021 del Secretario General sobre los niños y los conflictos armados, 19 (el 90%) se han incluido en los informes del Secretario General durante un mínimo de ocho años.

[5] El término “niños de condición o características específicas” incluye, entre otros, a los niños con discapacidades, a los niños refugiados y desplazados internos, a los niños de grupos religiosos o étnicos minoritarios, a los niños que no se identifican con una identidad de género binaria y a los niños con orientación sexual diversa.

[6] Los datos desglosados por sexo son demasiado limitados para observar las tendencias a lo largo del tiempo. Sólo los datos de 2019 y 2020 proporcionan suficiente información.

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Tania Muñoz
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