“Padres y madres tienen un bajo conocimiento sobre herramientas de disciplina positiva”

Hablamos con Ludmila Palazzo, Especialista en Protección de UNICEF, sobre los resultados del estudio de Conocimientos, Actitudes y Prácticas (CAP) realizado por UNICEF

UNICEF Chile
Buen trato
UNICEF Mexico - Balam-ha Carrillo
13 Diciembre 2021

La crianza positiva sigue siendo un desafío para madres y padres. Aunque muchos de ellos ya no recurren a los castigos físicos, sí continúan usando violencia sicológica como gritos, amenazas y hasta negligencia (como ignorarlos). Así lo muestra el Estudio de Conocimientos, Actitudes y Prácticas (CAP) con relación a la violencia en la niñez en Chile, realizado por UNICEF junto al Centro de Estudios Justicia y Sociedad (CJS) y Dirección de Estudios Sociales (DESUC), de la Pontificia Universidad Católica, que explora sobre las normas sociales que pueden estar asociadas a la disciplina positiva y a la violencia hacia niños, niñas y adolescentes .

Conversamos con la Especialista en Protección de UNICEF, Ludmila Palazzo, sobre los principales resultados del Estudio (CAP) y las causas que llevan a los padres y madres a usar métodos de disciplina violentos. “Muchos cuidadores están sobrecargados con la crianza e insatisfechos, y eso pasa mucho en las familias monoparentales. Es importante que se reflexione sobre qué tipo de apoyo necesitan los padres y madres dentro y fuera del hogar”, explica la Especialista de UNICEF.

Según el Estudio CAP la falta de apoyo en la crianza y de herramientas para ejercer la parentalidad son los principales factores que inciden en el uso de la violencia física y sicológica hacia niños, niñas y adolescentes.

¿Cuál fue el objetivo de este estudio?

Con este estudio quisimos averiguar qué sabían los madres y padres sobre los derechos de los niños y niñas, las leyes que los protegen de la violencia, y los canales de denuncia. También quisimos conocer sus actitudes con respecto a la crianza y a la validación de los métodos positivos o violentos de disciplina.

¿Cuáles fueron los resultados más importantes del estudio?

Con este estudio descubrimos que los padres y madres conocen los derechos de los niños y niñas, que hay leyes que los protegen, y los canales de denuncia. Esa es una buena noticia. Sin embargo, el estudio también muestra que los padres y madres tienen un bajo conocimiento sobre las herramientas de disciplina positiva, y eso se demuestra por la ambivalencia que tienen respecto de la violencia psicológica. La ambivalencia con respecto a estas prácticas es preocupante y revela una falta de conocimiento y de reconocimiento de la violencia psicológica, así como de sus efectos y consecuencias. Los padres y madres reconocen la violencia física y la rechazan, pero la violencia psicológica les genera muchas dudas. Ellos no saben qué es la violencia psicológica, qué impacto tiene y si es efectiva. Por ejemplo, los papás o mamás ya no les pegan a sus hijos, pero utilizan amenazas, negligencia y gritos. Eso es bastante complejo y preocupante. Si la violencia psicológica es la alternativa que utilizan los cuidadores para no ejercer la violencia física, estamos mal como sociedad.

¿Por qué es preocupante?

Porque eso evidencia que muchos padres y madres no tienen los recursos para ejercer una crianza efectiva y positiva. Según el estudio, casi la mitad de los padres y madres entrevistados consideró al menos una práctica violenta en la crianza como efectiva. Necesitamos promover el conocimiento y aplicación de herramientas positivas que permitan una crianza respetuosa y protegida.

“Muchos cuidadores están sobrecargados con la crianza e insatisfechos, y eso pasa mucho en las familias monoparentales. Es importante que se reflexione sobre qué tipo de apoyo necesitan los padres y madres dentro y fuera del hogar, y eso debería llegar por políticas públicas”.

¿Por qué esos padres y madres recurren a la violencia?

Esto se produce porque el cuidador principal, generalmente una mujer, dedica muchas horas, sin ningún tipo de apoyo, al cuidado de uno o más niños o niñas y se ve sobrecargado en sus tareas. Esto genera insatisfacción y riesgo de violencia, por lo que se necesitan políticas públicas y redes de apoyo para que esas familias puedan compartir horas de cuidado y que el cuidador principal no se sobrecargue y pueda hacer una crianza más positiva y no violenta. Muchos cuidadores están sobrecargados con la crianza e insatisfechos, y eso pasa mucho en las familias monoparentales. Es importante que se reflexione sobre qué tipo de apoyo necesitan los padres y madres dentro y fuera del hogar, y en eso se deberían enfocar las políticas públicas.

¿Cómo pueden las políticas públicas apoyar la crianza?

Es necesario ampliar los programas de apoyo a las familias y las condiciones para que los cuidadores cuenten con un segundo cuidador, para que no se sientan sobrecargados en el cuidado de los niños y niñas cuando, por ejemplo, se suspenden los colegios, el jardín infantil y están todos trabajando con los niños en la casa. Por eso, es necesario construir esa red de apoyo para las familias, para que no se sientan superadas.

Además, es importante que las familias tengan acceso a servicios sociales y cuente con una política integral de apoyo que les garantice, por ejemplo, un piso de protección social, que les de condiciones mínimas de vida, para asegurar una crianza sin deprivaciones y no negligente. Una crianza que responde a las necesidades básicas es prevención de la violencia.

¿Existe alguna relación entre las experiencias de crianza de los cuidadores y los métodos que aplican como padres o madres?

La crianza que ejercemos los adultos está muy influenciada por la experiencia que tuvimos de nuestra crianza, y eso también lo revela el estudio. Los cuidadores que sufrieron violencia consideran las prácticas violentas como efectivas, niegan que las practiquen, pero reconocen que son efectiva para controlar la conducta de los niños y niñas.

Además, el estudio revela que hay diferencias entre los adultos que vivieron situaciones de violencia en su niñez o adolescencia y cómo se comportan hoy en relación a la validación de la disciplina violenta, mostrando una actitud ambivalente sobre su eficacia. Si no logramos ver esas trayectorias, se van a seguir reproduciendo y el costo de la violencia para los niños y para la sociedad es muy alto.

 

“Los niños y niñas aprenden y enseñan a los adultos cómo quieren ser educados y cómo quieren crecer. Es necesario escucharlos, independiente de su etapa de desarrollo, porque en todas las etapas son capaces de expresarse y de decir cómo quieren ser educados”.

¿Cómo se pueden aplicar métodos positivos de crianza?

Las herramientas de disciplina positiva contemplan explicar a los niños y niñas porque su comportamiento algunas veces no es apropiado. Los cuidadores pueden orientar y conducir mejor a los niños o niñas en su conducta al explicarles cuando no están haciendo algo bien, también pueden validarlos positivamente cuando sí lo están haciendo bien, como, por ejemplo, felicitarlos, destacar la conducta positivamente. Es muy importante que los padres y madres les expresen afecto en este proceso, les expliquen con cariño, les digan que los quieren. Es fundamental que los niños y niñas se sientan amados por sus cuidadores y no sientan ambivalencia en esta relación afectiva.

¿Cómo podemos incorporar a los niños y niñas a este proceso?

Los niños y niñas son sujetos de derechos y saben que merecen una vida sin violencia en la que pueden participar de las decisiones que les afectan y que tienen derecho a la integridad física y emocional. Los niños y niñas aprenden y enseñan a los adultos cómo quieren ser educados y cómo quieren crecer. Es necesario escucharlos, independiente de su etapa de desarrollo, porque en todas las etapas son capaces de expresarse y de decir cómo quieren ser educados.