“En contexto de crisis, el trabajo docente es el que sostiene la escuela”
Conversamos con la directora de la Escuela Lo Velásquez de Renca sobre los principales aprendizajes de 2020
Jessica Torreblanca es la nueva directora de la escuela Lo Velásquez en Renca, donde estudian 400 niños y niñas desde Pre-kinder a Octavo año Básico. Asumió sus funciones en plena pandemia. Junto al equipo docente, en coordinación con la Corporación Municipal y los otros liceos de la comuna, realizaron un trabajo cuidadoso y participativo para ir despejando los miedos de la comunidad, conteniendo a los niños y niñas e informando a las familias de los pasos que fueron implementando para continuar con el aprendizaje.
En esta entrevista, Jessica nos cuenta cuáles fueron las principales dificultades y aprendizajes del año escolar 2020, donde implementaron un sistema de tutorías presenciales para grupos pequeños de alumnos y alumnas en coordinación con las familias.
¿Por qué tomaron la decisión de volver a actividades presenciales?
Se toma la decisión de abrir la escuela en modalidad de tutorías focalizadas con el objetivo de ofrecerles un espacio a los estudiantes que terminaban un ciclo en la escuela (Octavo Básico) y también a los niños y niñas que necesitaran un mayor apoyo en el ámbito pedagógico o socioemocional. Paralelamente, se continúo con las clases de manera remota para todas y todos los estudiantes de la escuela.
¿Cómo se tomó esa decisión y quiénes participaron?
La decisión fue una co-construcción de las escuelas y liceos públicos de Renca en conjunto con la Corporación Municipal. Se organizaron comisiones que tenían como objetivo pensar juntos y juntas cómo organizar las tutorías en las dimensiones pedagógicas, de organización de la escuela, comunicación con las familias y sobre todo el aspecto sanitario. En el caso de nuestra escuela, este trabajo se realizó también con toda la comunidad educativa, con quienes repensamos, adaptamos y elaboramos la propuesta de tutorías.
¿Cómo trabajaron con las familias? ¿Qué canales de comunicación establecieron con ellas?
Los profesores y profesoras de la escuela estuvieron siempre comunicados con las familias, durante todo el año. En el contexto de las tutorías, abrimos el diálogo con las familias de cada curso, con el Centro de Padres y también con los estudiantes. Estos diálogos estuvieron a cargo de los profesores jefes, equipo de aula, equipo de convivencia y directora. En estos espacios conocimos de sus temores, expectativas y también escuchamos sus propuestas que luego fueron la base para el diseño de la propuesta final con la que se implementaron los espacios de tutoría en nuestra escuela.
¿Cómo organizaron esas tutorías?
La escuela tenía una propuesta inicial elaborada por docentes, asistentes de la educación y equipo directivo; sin embargo, la propuesta inicial se reformuló a partir de lo que pudimos levantar con las familias.
Organizamos las tutorías con grupos muy pequeños de estudiantes, (5 ó 6 por curso) con un docente a cargo de cada grupo, con apoyo de los equipos de aula y equipo de convivencia, quienes trabajaron con foco en el aspecto socioemocional y en la integración de saberes, saliendo de la parcelación del conocimiento que nos impone el asignaturismo y priorizando generar habilidades por sobre el contenido duro. Relevamos sus experiencias y las de sus familias en el contexto de pandemia, lo que nos permitió brindar un espacio de escucha, de contención y aprendizaje contextualizado que dota de sentido a la tarea que el estudiante realiza para lograr aprendizaje.
¿Cuáles son los principales aprendizajes del proceso de tutorías? ¿Qué aspectos destacarían de esta iniciativa?
Creo que hay muchos aprendizajes que podemos sacar de esta experiencia: cómo la escuela se abre a la comunidad, a la participación efectiva de las familias y cómo éstas nos aportan a lo que pensamos y proponemos desde el establecimiento.
Lo segundo fue entender que en el proceso de aprendizaje es fundamental involucrar a los estudiantes, entregarles un espacio de participación efectivo, relevar sus experiencias para lograr desarrollar habilidades y actitudes fundamentales para sus vidas.
También otro aprendizaje importantísimo es que en contexto de crisis, el trabajo docente es el que sostiene la escuela, aportando con energía, compromiso, creatividad y profesionalismo para disminuir en gran medida el riesgo de exclusión del sistema escolar de los niños y niñas, determinado por las desigualdades que se viven en nuestro país.
“Lo segundo fue entender que en el proceso de aprendizaje es fundamental involucrar a los estudiantes, entregarles un espacio de participación efectivo, relevar sus experiencias para lograr desarrollar habilidades y actitudes fundamentales para sus vidas”.
¿Cuáles fueron las mayores dificultades que encontraron en el proceso de reapertura?
La primera dificultad eran los temores lícitos de toda la comunidad (familias, estudiantes, asistentes de la educación y docentes) respecto de la posibilidad de contagio y de cómo lo abordaríamos si esta situación llegaba a ocurrir. La Corporación Municipal de Educación y Salud de Renca nos apoyó poniendo a nuestra disposición un equipo de salud que recorrió las escuelas conversando y educando a asistentes de la educación, profesores y equipo directivos sobre el tema. Tuvimos buena información para entender cuáles eran las formas de contagio y cómo prevenirlas, quiénes se definen como contacto estrecho y qué debíamos hacer en caso de que ocurriera un contagio.
La segunda dificultad evidente fue la organización de los espacios y los tiempos. Tuvimos que repensar y replantear la escuela de una manera distinta a como estábamos acostumbrados, repensar los tiempos, los espacios y hasta en la forma en que nos relacionábamos dentro del espacio para evitar contagios. Enfrentar estas dificultades en comunidad y con el compromiso de todos y todas fue fundamental.
¿Cómo enfrentaron el miedo que provoca la idea del contagio de Covid-19 con sus comunidades educativas, en el contexto del regreso a las actividades presenciales?
Lo primero fue conversar, dar espacio para expresar los temores y no invisibilizarlos, porque además en el contexto sanitario que estamos viviendo el temor era algo que estaba presente en todos y todas y no podíamos negarlo. Lo segundo fue contar con información, lo que nos permitió enfrentar esos temores de manera informada, saber las formas de trasmisión del virus, de cómo prevenir los contagios y sobre todo comprometerse a cumplir con las disposiciones sanitarias para evitar los contagios dentro del espacio escolar.
¿Cómo prepararon a los equipos de docentes para reabrir la escuela?
Lo primero fue ir pensando juntos (escuelas, liceos y corporación) el momento en qué tendríamos que enfrentar una eventual apertura de las escuelas y liceos, en la modalidad que fuera, que en nuestro caso no fue vuelta a clases pero si como un espacio de apoyo focalizado. Se trabajó en comisiones en las dimensiones pedagógica, sanitaria, de organización y comunicación con las familias durante dos meses, con reuniones semanales. Paralelamente, cada escuela fue trabajando el tema con los docentes. En nuestro caso, abrimos espacios de participación con docentes y asistentes de la educación donde co- construimos una propuesta que tomó como base la propuesta inicial comunal. Las y los docentes fueron actores principales y pieza clave para lograr diseñar una planificación contextualizada y que diera respuesta a las necesidades de nuestros estudiantes y sus familias.
¿Cuáles cree que serán los desafíos más importantes para este año escolar 2021?
Lo primero es mantener lo que hemos hecho bien, seguir abriendo espacios de participación a las familias, continuar con la integración de saberes, el aprendizaje contextualizado y el foco socio-emocional en nuestras actividades. Lo segundo es superar las brechas que dificultan en gran medida los procesos que viven las escuelas. Cuando me refiero a brechas lo hago no sólo pensando en la brecha digital, que es una gran dificultad con la que tenemos que dialogar todos los días para poder instalar aprendizajes, sino también a las otras brechas, las que son más profundas y que nos impiden avanzar como sistema y sociedad.