Conversamos con la primera Defensora de la Niñez al término de su mandato
“Debemos seguir promoviendo la existencia de instituciones autónomas como la Defensoría de la Niñez de Chile en la región y generar espacios de interacción”, Primera Defensora de los Derechos de la Niñez de Chile, Patricia Muñoz García.

A casi 30 años de que el Estado de Chile ratificara la Convención sobre los Derechos del Niño, en el año 2018, el país puso en marcha la Defensoría de los Derechos de la Niñez (Ley N°21.067), siguiendo las recomendaciones del Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas, de UNICEF y la sociedad civil.
La nueva institución se implementó como parte del nuevo Sistema de Garantías de Derechos de la Niñez, orientada a hacer efectiva la difusión, promoción y protección de los derechos de los niños y niñas por parte de los órganos del Estado.
Tras desempeñarse cinco años en el cargo, según lo estipula la ley, la primera Defensora de los Derechos de la Niñez, la abogada Patricia Muñoz García, realizó una evaluación de su gestión enfocada principalmente en la instalación del nuevo organismo, que es parte de la nueva institucionalidad y planteó los próximos desafíos, que, a su juicio, tendrá la nueva autoridad que debe ser elegida prontamente por el Senado. Muñoz destacó también el papel que tuvo UNICEF en su funcionamiento y los logros y lecciones aprendidas del trabajo conjunto.
¿Cuál es la importancia y el principal papel de la Defensoría de los Derechos de la Niñez, institución nacional de monitoreo independente de los derechos de la niñez en un país, de acuerdo a su mandato?
Considerando que, en Chile, la ley nos crea con la finalidad de ser una magistratura de persuasión, una de las principales importancias de la Defensoría de la Niñez tiene que ver no solo con la posibilidad de incidir en la gestión, diseño, implementación y ejecución de las políticas públicas, sino que también en generar accountability de cómo el Estado va interactuando con los niños, niñas y adolescentes y con el ejercicio de sus derechos. Ese accountability se genera a propósito del control que de alguna manera se ejerce, en términos de ir supervigilando de qué forma los estándares internacionales de derechos humanos están siendo o no considerados en la gestión de todos los poderes del Estado. Por eso, es que un foco muy particular que pusimos en esta primera gestión fue ser muy claros y categóricos en el ejercicio de la independencia y la autonomía, elementos esenciales para que un órgano de esta naturaleza pueda efectivamente actuar, valorando y reconociendo el rol que tuvo la sociedad civil, particularmente, para lograr, junto con el trabajo que hizo UNICEF Chile, que la Defensoría pudiera ejercer ese rol de autonomía e independencia en el país.
¿Cuáles son las lecciones aprendidas durante este primer mandato en la relación de trabajo y cooperación con UNICEF, considerando la complementariedad de roles de las dos instituciones?
El rol de UNICEF ha sido trascendental. La Defensoría de la Niñez existe en Chile, sin ninguna duda, por el trabajo que hizo la sociedad civil organizada y UNICEF, insistiendo y relevando aquellas definiciones que desde el Comité de los Derechos del Niño se habían realizado en nuestro país, precisamente por la inexistencia de un órgano de esta naturaleza.
El trabajo colaborativo con UNICEF, organismo internacional reconocido mundialmente por su rol de promoción de los derechos de niños, niñas y adolescentes, y el apoyo que UNICEF brindó para la implementación y la instalación de esta institución autónoma resulta particularmente relevante.
Por ejemplo, muy al inicio de la instalación de la Defensoría de la Niñez en Chile, UNICEF generó contacto con otras defensorías del mundo, como fue el caso de Irlanda y Noruega, dos defensorías que visitamos para tener una proyección y un modelo de cómo intervenir en el país.
Aunque hubo oportunidades en las que tuvimos discrepancias de opinión, porque los roles de ambos organismos son distintos, no han impedido que ese trabajo sea excelente en beneficio de los derechos de la niñez y adolescencia.
Un ejemplo de ese trabajo colaborativo también fue la entrega de recursos por parte de UNICEF, durante la pandemia, que nos permitió tener el primer equipo de monitoreo de visitas de residencias donde vivían niños y niñas bajo el cuidado del Estado, mediante el cual empezamos a desarrollar un mecanismo de observación y seguimiento de las condiciones de vida.

El rol de UNICEF ha sido trascendental. La Defensoría de la Niñez existe en Chile, sin ninguna duda, por el trabajo que hizo la sociedad civil organizada y UNICEF, insistiendo y relevando aquellas definiciones que desde el Comité de los Derechos del Niño se habían realizado en nuestro país, precisamente por la inexistencia de un órgano de esta naturaleza.
En términos de derechos de la niñez, ¿cuáles fueron los principales resultados logrados por la Defensoría de la Niñez durante este primer mandato?
El primer gran resultado fue la exitosa instalación de la Defensoría de la Niñez que ha ido de la mano, además, con un reconocimiento a esta institución, que ya cuenta con una sede central en Santiago de Chile y con ocho sedes regionales. Otro resultado logrado es habernos constituido en un referente técnico no solo para el Estado, sino que también para la sociedad civil, para UNICEF y para el Comité de los Derechos del Niño.
Tenemos un número de requerimiento alto que da cuenta cómo la ciudadanía confía en esta institución, y eso es parte esencial de lo que uno como institución pública tiene que lograr, que es generar ese vínculo con la ciudadanía, generar esa transparencia en nuestro quehacer que permite a las personas creer que acá pueden encontrar una respuesta que no han encontrado en otros lados.
Otro de los resultados fue haber tenido un rol muy fundamental en la generación del Sistema de Garantías de la Niñez y la Adolescencia, que hoy, a más de un año de su promulgación, esa ley debiera implicar el cambio significativo y paradigmático de cómo la sociedad, las familias, pero también el Estado, se relaciona con niños, niñas y adolescentes. De esta forma, hay un antes y un después de la Defensoría de la Niñez en términos de que se hable de los derechos de los niños.
¿Cuáles fueron los grandes desafíos de trabajo de la Defensoría en este primer mandato y cuáles serían los aprendizajes para enfrentar estos desafíos en el futuro?
Un primer desafío fue lograr una comunicación clara con la ciudadanía sobre los límites y las funciones de la Defensoría de la Niñez. Un segundo desafío fue generar interacciones más sistemáticas y mayores espacios de participación con los niños, niñas y adolescentes. También hay un desafío en la consolidación institucional en todo el país y fortalecer su dotación. Tenemos que instalar una cultura desde la perspectiva de los derechos y de cómo la niñez y la adolescencia tienen que desarrollarse en una relación virtuosa con la adultez. Finalmente, debemos seguir promoviendo la existencia de instituciones autónomas como la Defensoría de la Niñez de Chile en la región y generar espacios de interacción.


¿Cuál es su visión de largo plazo como Defensora sobre la situación de la niñez a nivel nacional y global?
En el nivel nacional, para que los derechos de la niñez y la adolescencia sean un tema país, un tema de Estado permanente, es necesario lograr la implementación exitosa del Sistema de Garantías de la niñez y la adolescencia, que va a redundar necesariamente en menos niños en el sistema de protección especializada, en menos niños víctimas de maltrato, menos niños separados de sus familias y teniendo que vivir en residencias y en menos niños relacionados con la justicia juvenil.
A nivel global, los desafíos que enfrenta la niñez y la adolescencia tienen que ver con cómo el Comité de los Derechos del Niño también logra ser más visible y presente en los países, para efectos de que ahí se vea una interacción desde las defensorías, pero también desde los propios niños, niñas y adolescentes.
Indiscutiblemente la pandemia incrementó las brechas asociadas a la falta de educación, pero también en las intervenciones en salud, y especialmente en salud mental y mostró desafíos en materia del entorno digital. Nosotros antes vivíamos de la presencialidad, pero hoy día los niños están interconectados en un mundo donde también el entorno digital para ellos no es que sea un mundo y otro, es parte de su mundo y, por lo tanto, eso implica no solo las virtudes que tiene todo lo relacionado con internet, etc, sino que también los riesgos.