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El objetivo: erradicar la pobreza extrema y el hambre

Metas para 2015:
Reducir a la mitad el porcentaje de personas cuyos ingresos sean inferiores a 1 dólar por día

Reducir a la mitad el porcentaje de personas que padecen hambre

A quienes más afecta la pobreza es a los niños y niñas. Aunque la privación grave de bienes y servicios perjudica a todos los seres humanos, resulta más amenazante para los derechos de la infancia: a la supervivencia, la salud y la nutrición, la educación, la participación y la protección contra el peligro y la explotación. Establece un entorno que perjudica el desarrollo infantil de muchas maneras: mental, física, emocional y espiritual.

Más de 1000 millones de niños y niñas sufren una grave carencia de por lo menos uno de los bienes y servicios necesarios para sobrevivir, crecer y desarrollarse. En algunas regiones del mundo la situación es peor que en otras, pero incluso dentro de un mismo país puede haber amplias disparidades: entre la población infantil de las ciudades y los medios rurales, por ejemplo, o entre los niños y las niñas. Un influjo turístico en una zona puede mejorar las estadísticas generales sobre la pobreza de un país, mientras la mayoría sigue siendo pobre y desprotegida.

Cada una de las privaciones incide en el efecto que tienen las otras. Por ello, cuando coinciden dos o más, las repercusiones para los niños y niñas pueden ser catastróficas. Por ejemplo, las mujeres que deben caminar largas distancias a fin de conseguir el agua necesaria para el hogar no suelen poder prestar asistencia plena a sus hijos, lo que podría afectar su salud y su desarrollo. Y los propios niños y niñas que deben caminar largas distancias para obtener agua tienen menos tiempo para acudir a la escuela, un problema que afecta especialmente a las niñas. Los niños y niñas que no están inmunizados o que se encuentran desnutridos son mucho más susceptibles de contraer enfermedades que se propagan a través de las malas condiciones de saneamiento. La pobreza agrava los efectos del VIH/SIDA y de los conflictos armados, recrudece las disparidades sociales, económicas y entre los géneros y socava los entornos protectores de las familias.

La pobreza contribuye a la desnutrición, que a su vez es un factor importante en más de la mitad de las muertes de menores de cinco años en los países en desarrollo. Alrededor de 300 millones de niños y niñas se van hambrientos a la cama de todos los días. De esta cifra, solamente un 8% son víctimas del hambre o de otras situaciones de emergencia. Más de un 90% sufren desnutrición a largo plazo y carencia de micronutrientes.

El mejor comienzo en la vida es fundamental para los primeros años del niño, no solamente para su supervivencia sino también para su desarrollo físico, intelectual y emocional. Por ello, estas privaciones ponen enormemente en peligro la capacidad del niño para alcanzar su pleno potencial, un factor que contribuye a potenciar el ciclo de pobreza y hambruna sin fin que vive la sociedad.

Véase el mapa: La niñez sufre la amenaza de la pobreza

Para romper este ciclo, es preciso satisfacer los derechos de la infancia. Al proporcionarles educación básica, atención de la salud, nutrición y protección es posible obtener resultados que tienen una magnitud muchas veces mayor que las intervenciones eficaces con respecto a sus costos que los produjeron. Las posibilidades de supervivencia de niños y niñas, y de disfrutar un futuro productivo, aumentan enormemente, al igual que las posibilidades de que la sociedad mundial sea equitativa y pacífica.

UNICEF responde mediante:

Fomento de las capacidades nacionales para brindar atención primaria de la salud. Alrededor de 270 millones de niños y niñas, algo más del 14% de toda la población infantil en los países en desarrollo, carecen de acceso a los servicios de atención de la salud. Pero mejorar la salud de la infancia es solamente una de las muchas responsabilidades que existen en la lucha contra la pobreza. Un niño sano se convierte en un adulto sano: personas que mejoran sus propias vidas, sus comunidades y sus países. Todas las labores en esta esfera contribuyen también a avanzar el Objetivo 4, mejorar las tasas de supervivencia infantil.

Ayudar a los niños y niñas del mundo a sobrevivir y prosperar es una de las actividades básicas de UNICEF, y la inmunización es muy importante para ello. UNICEF, que es uno de los principales compradores de vacunas del mundo, adquiere y ayuda a distribuir vacunas a más de un 40% de los niños y niñas en los países en desarrollo. Los programas de inmunización incluyen asimismo otras iniciativas eficaces con respecto a los costos en materia de salud, como la administración de suplementos de micronutrientes para luchar contra la desnutrición y los mosquiteros tratados con insecticidas para combatir el paludismo.

Junto a los gobiernos y las organizaciones no gubernamentales a nivel nacional y de la comunidad, UNICEF trabaja para fortalecer los sistemas locales de salud y mejorar el cuidado del niño en el hogar, algo que incluye la rehidratación oral para salvar las vidas de los recién nacidos con graves casos de diarrea, y promover y proteger el amamantamiento.

Escolarizar a las niñas. Alrededor de un 13% de los niños y niñas de 7 a 18 años en los países en desarrollo no han acudido nunca a una escuela. Esta tasa es de un 32% entre las niñas de África subsahariana (27% para los niños) y de un 33% entre los niños y niñas que viven en las zonas rurales de Oriente Medio y África del Norte. Sin embargo, la educación es tal vez la barrera más firme contra la pobreza, especialmente para las niñas. Las niñas que han recibido una educación tienen más posibilidades de casarse más tarde y tener hijos más sanos. Son más productivas en el hogar y reciben mejores salarios en el lugar de trabajo, son más capaces de protegerse contra el VIH/SIDA y de participar en la toma de decisiones a todos los niveles. Además, esta actividad de UNICEF permite avanzar los Objetivos 2 y 3: la educación primaria universal y la igualdad entre los géneros.

A este fin, UNICEF trabaja en 158 países, y exhorta a los organismos encargados del desarrollo, los gobiernos, los donantes y las comunidades a incrementar sus esfuerzos en pro de la educación de todos los niños y niñas, y posteriormente se encarga de coordinar estos esfuerzos. Los programas difieren de un país a otro según las necesidades y las culturas, pero pueden incluir asistencia en la financiación, logística, tecnología de la información, agua y saneamiento en la escuela, y programas de estudios favorables para la infancia y sensibles a la diferencia de género.

Apoyo a una buena nutrición. UNICEF procura contribuir a evitar los peores efectos de la desnutrición financiando y ayudando a los países en el abastecimiento de micronutrientes como el hierro y la vitamina A, que es esencial para un sistema inmunológico sano, durante campañas de vacunación o por medio de los alimentos enriquecidos. UNICEF, los gobiernos, los fabricantes de sal y organizaciones del sector privado colaboran también en la eliminación de la carencia de yodo, que es la principal causa del retraso mental prevenible y el daño cerebral, por medio de la campaña de educación para la yoduración universal de la sal. UNICEF desempeña también su labor en las comunidades hablando con los cuidadores de los niños y niñas sobre la mejor manera de proporcionarles una nutrición equilibrada, especialmente por medio del amamantamiento.

En las situaciones de emergencia, UNICEF evalúa las necesidades nutricionales y de salud de las personas afectadas, protege y apoya el amamantamiento mediante la organización de lugares seguros para mujeres embarazadas y lactantes, distribuye micronutrientes esenciales, apoya los centros de alimentación terapéutica para niños y niñas gravemente desnutridos, y proporciona alimentos a los huérfanos.

Asistencia para la mejora del agua y el saneamiento. Uno de cada tres niños y niñas del mundo en desarrollo –es decir, más de 500 millones– carece de acceso a cualquier tipo de instalación de saneamiento. Y alrededor de 400 millones de niños y niñas, uno de cada cinco, no tienen acceso a agua potable. Al mismo tiempo, el agua no potable y la falta de saneamiento adecuado causan alrededor de 4000 muertes infantiles al día. Por medio de la promoción, la financiación y la asistencia técnica, UNICEF trabaja en más de 90 países de todo el mundo para mejorar el abastecimiento de agua y las instalaciones de saneamiento en escuelas y comunidades, y para mejorar y promover prácticas higiénicas seguras.

En las situaciones de emergencia, UNICEF proporciona agua potable y colabora con las comunidades desplazadas en la búsqueda o sustitución  de nuevos recursos de agua y la construcción de letrinas. Cada vez más, UNICEF hace hincapié en los programas de prevención que fortalecen la capacidad de los gobiernos y de los aliados para prepararse frente a las peores situaciones posibles.

Crear un entorno protector para la infancia. Los conflictos son más frecuentes en los países pobres, especialmente en aquellos que están mal gobernados y donde hay desigualdades agudas entre los grupos étnicos o religiosos. En un entorno donde prima el desorden se incrementan los riesgos de que se produzcan secuestros y casos de violencia sexual, de que se explote a los niños y niñas, y de que surjan tensiones por la obtención de vivienda y educación, o simplemente para sobrevivir.

Con el fin de cumplir un objetivo esencial de la Declaración del Milenio, la protección de los más vulnerables, UNICEF promueve la concienciación y el seguimiento de todas estas cuestiones, y fomenta la promulgación de leyes más duras para los explotadores de la infancia. Colaborando con individuos, grupos cívicos, gobiernos y el sector privado en este terreno, UNICEF contribuye a establecer y fortalecer redes locales de seguridad para la infancia, entre ellos centros comunitarios de cuidado infantil, escuelas, y servicios sociales básicos.

Promoción, concienciación y asistencia en la formulación de políticas que favorezcan el bienestar de la infancia. Por último, UNICEF complementa estas actividades sobre el terreno con la promoción de políticas a todos los niveles del gobierno. Al difundir información y ofrecer asistencia técnica, UNICEF colabora con los países en la formulación y puesta en práctica de programas que ayudan a asegurar el derecho de la infancia a sobrevivir y prosperar.

Estas actividades incluyen trabajar con los gobiernos en amplios marcos nacionales de planificación como los Documentos de estrategia de reducción de la pobreza y los enfoques sectoriales a la programación (SWAPs), que ayudan a los países y los donantes a determinar necesidades y crear un plan para el cambio basado en resultados.

Estas políticas y programas no se producen en el vacío. Junto a los comités nacionales, otros organismos de las Naciones Unidas y grupos privados internacionales, UNICEF ayuda a los países a llevar a cabo investigaciones para definir y medir la pobreza de la infancia, y luego contribuye a establecer un sistema para supervisar los resultados.

Progresos

Algunos países han logrado grandes progresos en el logro de este Objetivo, pero los resultados son desiguales. La India y China se encuentran bien encaminadas para alcanzar por lo menos el objetivo relativo a los ingresos, pero en un ejemplo clásico de disparidades nacionales, alrededor de 221 millones de personas en la India y 142 millones en China están crónica o gravemente desnutridos.

Más de la mitad de las personas desnutridas, un 60%, se encuentran en la región de Asia y el Pacífico. Un 30% de los recién nacidos en Asia meridional en 2003 tenían bajo peso, el mayor porcentaje en el mundo.

Casi con toda seguridad, la mayoría de los países de África subsahariana no lograrán alcanzar ambos objetivos. En esta región hay 204 millones de personas hambrientas y es la única del mundo donde hay cada vez más casos de hambruna. Más de un 40% de los africanos no pueden incluso conseguir los alimentos suficientes para resolver sus necesidades diarias.

Véase el informe general Proyecto del Milenio de las Naciones Unidas (en inglés)

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