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Sobre los objetivos

La Declaración y los Objetivos de Desarrollo del Milenio: Un plan para el progreso

En septiembre de 2000, la Cumbre del Milenio congregó en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, al mayor número de dirigentes mundiales de la historia de la humanidad. En esa fecha de importancia crucial, los representantes de 189 estados miembros de las Naciones Unidas se reunieron para reflexionar acerca del destino común de la humanidad. Todos los países del mundo estaban interconectados de manera más amplia y profunda que en cualquier otra época de la historia, y el aceleramiento del proceso de globalización prometía un crecimiento más rápido, así como el aumento de los niveles de vida y nuevas oportunidades.

Sin embargo, las vidas de los ciudadanos de esas naciones eran de índole muy dispar. Mientras algunos estados podían esperar del futuro la prosperidad y la cooperación mundial, otros carecían casi de futuro, ya que sus habitantes se encontraban atrapados en unas condiciones de pobreza miserables e interminables, bajo las repercusiones de los conflictos y de un medio ambiente cada vez más degradado. Unos 1.100 millones de personas estaban obligadas –y aún lo están– a sobrevivir con menos de un dólar de EEUU al año, y un 30% de ellas eran niños y niñas. Aún hoy en día, e incluso en los países más ricos del mundo, uno de cada seis niños se encuentra por debajo del nivel nacional de pobreza.

Otros detalles sobre los desafíos que confronta la humanidad: casi 11 millones de niños y niñas mueren anualmente antes de cumplir cinco años de edad. Esto equivale a más de 29.000 muertes por día debidas, en la mayoría de los casos, a causas prevenibles. Los que sobreviven sufren las consecuencias de otras carencias graves, como la desnutrición que provoca cortedad de talla e incapacidad; la falta de acceso a la atención de la salud y a la educación, y mayores probabilidades de ser víctimas de la explotación, la violencia y el VIH/SIDA.

Un estudio que llevaron a cabo la Universidad de Bristol y el Colegio de Economía de Londres con el patrocinio de UNICEF llegó a la conclusión de que más de 1.000 millones de niños y niñas –que constituyen más de la mitad de la población infantil de los países en desarrollo– sufren carencias graves en un aspecto por lo menos.

Por ejemplo:

* Uno de cada tres niños en el mundo en desarrollo –o un total de más de 500 millones de niños– carece de toda forma de acceso a instalaciones sanitarias, y uno de cada cinco no dispone de acceso al agua potable.

*Más de 140 millones de niños y niñas en los países en desarrollo –de los cuales el 13% tiene entre 7 y 18 años de edad– no han asistido nunca a la escuela. Ese es el caso del 32% de las niñas y el 27% de los niños en el África subsahariana, y del 33% de la población infantil rural en el Oriente Medio y África Septentrional.

*El SIDA ha causado la muerte de uno o ambos progenitores de unos 15 millones de niños y niñas en todo el mundo. De ellos, 12 millones viven en África subsahariana. Se calcula que, para fines del decenio, el número de niños huérfanos del SIDA superará los 25 millones. (ONUSIDA, julio de 2004)

Con el propósito de comenzar a dar respuesta ante tales crisis, los dirigentes que se reunieron en Nueva York en 2000 elaboraron la Declaración del Milenio, que consiste en una serie de prioridades colectivas en materia de paz y seguridad, lucha contra la pobreza, el medio ambiente y los derechos humanos. Se trata de medidas imprescindibles para lograr el progreso de la humanidad así como la supervivencia inmediata de una parte importante de la misma. También acordaron que el desarrollo humano resulta fundamental para el progreso social y económico sostenido en todos los países del mundo, y que constituye asimismo un componente importante de la seguridad mundial.

¿Pero de qué manera podía la comunidad mundial hacer realidad tales prioridades? Tras mantener reuniones con los representantes de diversos organismos mundiales, la delegación elaboró un plan para un futuro mejor: los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Esos dirigentes se comprometieron a que, para 2015, el mundo habría de lograr avances mesurables en las principales esferas del desarrollo humano. Esos objetivos establecen los parámetros para medir los resultados, y no sólo los de los países en desarrollo sino también los de aquellos que aportan fondos para programas de desarrollo e instituciones multilaterales como el Banco Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, que a su vez ayudan a los países en la implementación de esos objetivos.

Los Objetivos de Desarrollo del Milenio establecen prioridades para la infancia

Aunque los objetivos del Milenio abarcan a toda la humanidad, se refieren principalmente a la infancia.
¿Por qué?

Porque seis de los ocho objetivos se refieren directamente a la infancia. El logro de los dos últimos también traerá aparejadas mejoras fundamentales en las vidas de los niños y niñas.

Porque la conquista de los objetivos del Milenio reviste la mayor importancia en el caso de la infancia. Los niños son más vulnerables en la medida en que la población en general carece de elementos esenciales como alimentos, agua, saneamiento y atención de la salud. También son los primeros que mueren cuando sus necesidades básicas no son satisfechas.

Porque la infancia tiene derechos. Todos los niños y niñas nacen con derecho a la supervivencia, a la alimentación y nutrición, a la salud y la vivienda, a la educación y a la participación, la igualdad y la protección. Se trata de derechos consagrados, entre otros, en la Convención sobre los Derechos del Niño  el tratado internacional de derechos humanos de 1989. La Convención ha sido ratificada por 192 naciones; es decir, por todos los países del mundo con dos excepciones. La consecución de los derechos humanos básicos estipulados en la Convención requiere el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Debido a que las labores de lucha contra la pobreza comienzan con la infancia, ayudar a que los niños y niñas desarrollen su pleno potencial también constituye una inversión en el progreso de toda la humanidad. Esto se debe a que, en esos años iniciales y fundamentales, la asistencia que se le puede prestar a la infancia logra los mejores resultados con respecto al desarrollo físico, intelectual y emocional de los niños y niñas. Y, cuando se invierte en la infancia, se conquistan más velozmente los objetivos del desarrollo, ya que los niños y niñas constituyen un importante porcentaje de los pobres del mundo.

Es aquí donde cobra especial importancia la labor del UNICEF. En su carácter de agencia de las Naciones Unidas, UNICEF es el único organismo intergubernamental dedicado exclusivamente a la niñez, y recibe de los gobiernos del mundo el mandato de fomentar y proteger los derechos y el bienestar de la infancia. Junto con otros organismos de las Naciones Unidas y aliados de todo el mundo, UNICEF ha incorporado los objetivos del Milenio a su mandato. Cada actividad que lleva a cabo UNICEF –desde su colaboración con los dirigentes políticos locales en pro de la reforma de los servicios sanitarios y de educación hasta la distribución de vacunas– es un paso hacia algunos de los objetivos de desarrollo del Milenio.

Recursos adicionales

Vídeo

Un análisis de los Objetivos de Desarrollo del Milenio
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Objetivos de desarrollo del milenio: una versión para niños y niñas