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MENA Reportaje sobre Yemen

© UNICEF Yemen/2009/Brekke

El jefe de salud y nutrición de UNICEF en el Yemen, Kamel Ben Abdallah, mide el brazo de Ghonia, de 14 meses, gravemente desnutrida. Su familia se encuentra entre las 175.000 personas desplazadas por el conflicto en la provincia de Sa’ada.

EL TRATAMIENTO DE LA DESNUTRICIÓN DE LOS NIÑOS Y NIÑAS DESPLAZADOS EN YEMEN

AL-MAZRAK, Yemen, septiembre de 2009 – Ghonia Jaber llora y se retuerce en brazos del doctor que la está midiendo. Un agente sanitario verifica con una cinta métrica la circunferencia del brazo de la niña de 14 meses, a fin de determinar si sufre desnutrición. La marca en la cinta métrica no pasa de la zona en rojo, lo que indica que sufre desnutrición grave.

Ghonia forma parte de los muchos cientos de niños y niñas del campamento Al-Mazrak de desplazados por el conflicto armado en el Yemen septentrional a los que el personal de UNICEF revisa para determinar si sufren desnutrición. El campamento está localizado a unos 40 kilómetros de Harad  un pueblo de la zona desértica de Yemen occidental. En Al-Mazrak, las condiciones de vida son difíciles. Los 12 integrantes de la familia de Ghonia comparten una tienda de campaña. Sin embargo, su condición es mejor que la situación en que estaban en su apartada aldea montañosa de la provincia de Sa’ada, donde aún se sigue combatiendo. Cuando los enfrentamientos llegaron a la aldea, la familia de Ghonia huyó a pie durante cuatro días de esfuerzos agotadores hasta alcanzar el campamento.

Esa marcha tuvo graves consecuencias para la salud de Ghonia y sus ocho hermanos y hermanas. Pese a que sus padres se turnaron para cargar a los más pequeños en brazos o sobre los hombros, Ghonia debió caminar varias horas por día. El examen médico indicó que sufría de desnutrición severa aguda. Su hermano mellizo, Ali, también está en mal estado físico, al igual que otros tres niños de la familia, que tienen desnutrición moderada. La única que está fuera de peligro es la hermana mayor, Fatma, de siete años de edad. Fatma ayuda a sus padres cuidando a sus hermanos y hermanas más pequeños, limpiando la tienda de campaña y llevando agua para la familia desde un tanque de almacenamiento cercano.

Los enfrentamientos entre las tropas gubernamentales y las fuerzas rebeldes houthis que se desarrollan en la región septentrional de Sa’daa han obligado a más de 175.000 pobladores a abandonar sus hogares. La crisis perjudica particularmente a los niños y niñas. Desde agosto pasado, cuando se desató el conflicto, se han triplicado los casos de desnutrición grave aguda. Pero aún antes de que recrudeciera el actual conflicto, casi la mitad de los niños y niñas del Yemen tenían peso inferior al normal. La guerra sólo agravó más la situación.

Las pruebas de nutrición que se realizaron a los desplazados del campamento de Al-Mazrak arrojaron resultados muy preocupantes. Uno de cada cinco niños menores de cinco años sufre desnutrición grave aguda, y la mitad de esos casos son graves.

“La situación es muy seria”, afirma el Dr. Kamel Ben Abadía., jefe de la sección de supervivencia y desarrollo en la primera infancia de la Oficina de UNICEF en el Yemen. “Si esos niños no reciben tratamiento, corren peligro de morir”.
El Dr. Abadía agrega que la desnutrición es la causa de un 60% de las muertes de los menores de cinco años del país. Cuando comience la temporada de lluvias, los desplazados sufrirán también la amenaza del paludismo, en especial los niños y niñas desnutridos.

Cada vez que llega al campamento una nueva familia, los agentes sanitarios y los voluntarios capacitados por UNICEF revisan a todos los niños menores de cinco años. Los casos más graves se remiten al programa terapéutico para pacientes ambulatorios de UNICEF, donde se les suministra Plumpy nut, un alimento terapéutico listo para su empleo que contiene calorías, vitaminas y proteínas, leche terapéutica y medicamentos. Los casos más graves de desnutrición son remitidos al hospital de Harad.

Al campamento llegan diariamente entre 12 y 20 familias. Debido a que, como promedio, cada familia está integrada por siete personas, el número de desplazados que alberga el campamento de Al-Mazarak aumenta velozmente. “Debido al incremento del número de niños que tenemos en el campamento nos vemos obligados a obtener más suministros”, explica el Dr. Kamel.

Cuando llegan al campamento, los niños y niñas están muy débiles, lo que aumenta sus probabilidades de adquirir enfermedades infecciosas como el sarampión, el paludismo y la diarrea. Debido a ello, UNICEF se concentra también en el suministro de agua potable, saneamiento e higiene —así como la detección y tratamiento de la desnutrición — con el objetivo de prevenir los brotes de enfermedades entre la población del campamento, en el que residen entre 10.000 y 12.000 personas.

Asimismo, UNICEF está instalando nuevos centros de alimentación terapéutica en Al-Mazrak, donde también sigue apoyando los exámenes del estado de nutrición de los niños y niñas que llevan a cabo los voluntarios comunitarios reclutados de la población desplazada. El programa de alimentación terapéutica para pacientes ambulatorios del campamento de Al-Mazrak también tiene en cuenta las necesidades nutricionales a largo plazo de los niños, de manera que hace hincapié en la importancia de la lactancia materna, la alimentación complementaria adecuada y las necesidades nutricionales de los desplazados.