Informe de acción humanitaria 2007 – Página principal

ZAMBIA

VIH/SIDA: La emergencia silenciosa de Zambia

No se advierten signos de devastación, conflicto o hambre extrema en Zambia. La gente se mueve mucho por Lusaka al igual que en las otras capitales del continente africano. La actividad en los mercados es frenética, los taxis retumban por las desenfrenadas calles, y a menudo parece como si sólo la estación de lluvias la pudiera disipar de su ajetreada rutina. Sin embargo, Zambia está en las garras de una emergencia muy real causada por el VIH/SIDA, que ha dejado al gobierno tambaleándose y afligido, a la comunidad internacional sumamente preocupada, y a los zambianos pereciendo a causa del virus- 96.000 personas, sólo en 2006, de acuerdo con los datos de la Oficina Central de Estadística.

De hecho, la situación del VIH/SIDA se ha vuelta tan grave que, en septiembre de 2004, se anunció oficialmente el estado de emergencia, con el objetivo de hacer frente a la creciente demanda de retrovirales. La enfermedad ha provocado una crisis de tal magnitud que está paralizando todas las esferas de la sociedad, desde el gobierno y la industria, hasta la sociedad civil y la familia. Con los índices de prevalencia de VIH en niveles tan altos como que 1 de cada 6 zambianos está infectado, virtualmente nadie escapa de las consecuencias de la pandemia.

Una empleada del Ministerio de Salud con más de 24 años de experiencia, Elizabeth Phiri, ha pasado los últimos 22 como enfermera titulada y partera en la Clínica Chelston en el distrito de Chelston de Lusaka, siendo testigo de una parte de la angustia comunitaria. A pesar de la realidad de su trabajo, la Hermana Phiri, como es conocida, mantiene una encendida sonrisa, un humor perspicaz, y un sentido agudo de la verdadera situación de las cosas. Armada con estos encantos ella sigue siendo positiva acerca de las difíciles condiciones de trabajo en la emergencia de Zambia.

Como señala la Hermana Phiri con un ingenio mordaz, no hace tanto tiempo las cosas estaban mucho peor. A principios de los noventa, la pandemia era apenas perceptible en la sección neonatal de la clínica, pero sólo pocos años después la situación ha alcanzado niveles dramáticos y, en 2003, 8 de cada 10 madres embarazadas que visitaban la clínica estaban infectadas por el VIH. Todavía peor, apenas el 20% de las pacientes accedían a que les hicieran la prueba. Para situar las estadísticas en esta perspectiva, se calcula que al menos 40.000 niños en Zambia nacen cada año con VIH. Un tercio de estos niños no sobreviven lo suficiente como para celebrar su primer cumpleaños, y la mitad mueren antes del segundo.

Sin embargo, durante los últimos años, la Clínica Chelston Health ha iniciado numerosos métodos creativos para ayudar a combatir la pandemia. Algunas de las estrategias más atípicas incluyen las consultas de igual a igual, con un consejero infectado por el VIH y los grupos de teatro, que ofrecen una visión objetiva de la realidad social de la enfermedad, y de la exposición al estigma social. La Hermana Phiri considera que estos esfuerzos está teniendo un impacto real y calcula que la tasa de prevalencia de VIH en las mujeres que acuden a la clínica ha descendido a 6 de cada 10. Y lo que es más importante, la gente está empezando a sentirse cómoda con la idea de que les hagan la prueba. Se han sumado no sólo las mujeres embarazadas, sino también sus compañeros. Y esta prueba es una táctica importante para retrasar la naturaleza flexible de esta enfermedad.

¿Por qué la prueba es una herramienta tan vital para parar la propagación de VIH entre los niños? “Cuando una embarazada sabe que tiene VIH y se toman las precauciones adecuadas, la tasa de transmisión madre-hijo se sitúa en menos de un 5%. Sin embargo, sin estas precauciones la tasa de transmisión se calcula entre un 30 y un 40%,” apunta la Hermana Phiri.

La Hermana Phiri no está sola en sus cálculos. Con más de 13 años de experiencia, el Jefe del Departamento de Salud de UNICEF, el Dr. Tesfaye Shiferaw, está de acuerdo en que los programas centrados en la prevención de la transmisión del VIH madre-hijo (PMTCT, por sus siglas en inglés), así como el programa desarrollado en la Clínica Chelston, están teniendo mucho impacto. “Sin los programas PMTCT muchos recién nacidos tendrían pocas oportunidades de sobrevivir a largo plazo,” apunta. “Las estrategias de PMTCT son una de nuestras mejores armas para combatir la propagación de la pandemia del SIDA.” Y está claro que, tanto hablando en el terreno con la Hermana Phiri, o en el ámbito internacional con el Dr. Shiferaw, Zambia debe perseverar en sus intentos por reducir esta emergencia. Con un millón aproximadamente de huérfanos, Zambia podría llegar al desastre social. De hecho, esta es una emergencia silenciosa, pero una que penetra en todos los rincones de la vida en Zambia y que arrolla lentamente a su población con consecuencias catastróficas.

© UNICEF Zambia/2006

Elizabeth Phiri lleva 22 años trabajando de enfermera y comadrona en la Clínica de Salud Chelston, en el distrito Chelston de Lusaka. Ella mantiene una encendida sonrisa, un humor perspicaz y un agudo sentido de la verdadera situación de las cosas.