Informe de acción humanitaria 2007 – Página principal

KENYA

En Kenya los centros de alimentación devuelven la esperanza de vida a los niños

Brian y su abuela Halima Hassan, de 40 años, se sientan pensativos en un campamento dentro del complejo hospitalario del distrito de Wajir. Brian parece débil y escúalido. Su pelo está amarillo y sus ojos abultados. Mira alrededor, ignorando lo que le rodea. Probablemente no es consciente del susto que ha dado a su abuela y a los doctores cuando le trajeron al campamento hace pocas semanas.

Brian es uno de los muchos niños que sufre desnutrición en el distrito de Wajir, una de las áreas más afectadas por las sequías de la provincia Nororiental de Kenya. Durante el mes de agosto, trajeron al campamento de Wajir a 44 niños que padecen desnutrición. Cuando Brian llegó pesaba sólo 5 kg., aunque tiene un año y medio. No podía abrir los ojos, vomitaba y tenía diarrea. “Brian estuvo enfermo durante dos meses y su situación empeoraba por minutos,” cuenta su abuela. “Lo llevé al dispensario de Eldas Isiolo, dirigido por un médico local, pero no había medicinas. Entonces es cuando decidimos venir aquí”, añade.

En un principio el Sr. Wadere empleado del Ministerio de Salud dudaba que Brian fuese a sobrevivir. “Ni siquiera podía levantar el brazo,” cuenta al tiempo que levanta el brazo de Brian y le pide que lo deje extendido en el aire. Brian lo consigue, pero sólo por unos segundos, demostrando una falta real de energía. “Hemos tenido que alimentarlo a través de una sonda con una leche especial enriquecida y después con un suplemento alimentario a base de mantequilla de cacahuete (Plumpy nut),   durante tres semanas,” añade el Sr. Wadere.

Toda la provincia Nororiental, afectada por la sequía, se enfrenta a una lucha monumental para hacer frente al aumento de los casos de desnutrición entre los niños. Por este motivo, los campamentos como el de Wajir son cruciales. Actualmente el campamento está abarrotado y se ha instalado una tienda de campaña afuera para alojar al flujo de niños desnutridos y a sus padres, que también permanecen en el campamento mientras sus hijos están en tratamiento.

Con la financiación de UNICEF, niños con diferentes niveles de desnutrición se benefician de los programas de alimentación terapéutica y suplementaria. Se puede acceder a estos programas en varios centros sanitarios del distrito. El programa de alimentación forma parte de un paquete de servicios de nutrición. Otros componentes del paquete son la inmunización, los suplementos de vitamina A, el tratamiento para enfermedades infantiles, la distribución de mosquiteras tratadas con insecticida, la desparasitación y los cuidados neonatales para las madres. También se proporciona educación sanitaria. En los 34 centros sanitarios del distrito de Wajir se proporcionan servicios integrales de información.

Llegan a diario al campamento de Wajir una media de tres niños. La mayoría de ellos vienen del distrito de Isiolo, que está 200 km. al sur de la ciudad de Wajir. La desnutrición es severa en la provincia Nororiental asolada por la sequía. Casi el 80% de la población de la región son pastores nómadas que dependen de su ganado para sobrevivir. No obstante, como la mayoría de los animales han muerto de hambre, ahora dependen de la ayuda alimentaria.

Halima y su familia de ocho hijos y cuatro nietos dependen del suministro de grano: 50 kg. cada seis semanas. También reciben semanalmente UNIMIX (harina enriquecida con vitaminas y minerales) y plumpy nut para los niños. “Pero no dura mucho,” cuenta Halima. “Mi familia es grande y, en dos semanas, el grano se ha terminado. Entonces toda la familia tiene que compartir los suplementos alimentarios,” añade.

“Ahora Brian pesa 6,5 kg., lo que supone una gran mejoría, aunque todavía está con bajo peso” apunta el Sr. Wadere con una gran sonrisa en su rostro por el éxito. Halima cree que ahora su nieto está mejor y que puede irse a casa puesto que ya come sin la sonda. La piel de Brian está todavía demacrada pero está respondiendo al tratamiento. Este es un signo de esperanza para el Sr. Wadere.

Brian fue dado de alta del campamento tres días después, pero sólo con los esfuerzos continuos por parte de UNICEF y sus socios, los niños como Brian sobrevivirán y llegarán a desarrollar plenamente su potencial.

© UNICEF Kenya/2006

Brian, de un año y medio, y su abuela Halima Hassan, de 40 años, en un campo para desplazados en el recinto del hospital del distrito de Wajir.