Acción Humanitaria para la Infancia fomentar la capacidad de resistencia
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ÁFRICA OCCIDENTAL Y CENTRAL Reportaje sobre Níger

© UNICEF/NYHQ2010-1579/Holtz

Una mujer espera a que pesen a su bebé en un centro de salud en la región meridional de Maradi. Pese a las condiciones de sequía reinantes y los elevados precios de los alimentos, los exámenes de nutición y tratamiento oportunos pueden salvar a los niños desnutridos más pobres.

Crisis de la nutrición en el Níger: la opinión de una experta en nutrición

Por Vanessa Curney
 
Las cifras cuentan su propia historia, y describen un panorama tan árido como las vastas extensiones de arena caliente que recorren las regiones más septentrionales del Níger. Hasta el 10 de octubre de 2010, 263.273 niños habían recibido tratamiento por desnutrición aguda grave en los centros de rehabilitación nutricional. Algunos de estos niños se encuentran en las aldeas rurales más pobres y más difíciles de alcanzar del Níger, en regiones como Maradi, Tahoua, Tillabery y Zinder, que se encuentran entre las más afectadas por el problema.
 
"La buena noticia", dijo Eric-Alain Ategbo, experto jefe en nutrición de UNICEF en el Níger, "es que la detección [nutricional] está funcionando. Estamos detectando los suficientes casos con suficiente antelación como para garantizar un tratamiento adecuado. Y mediante el uso de los patrones de la Organización Mundial de la Salud, junto con el enfoque de tratamiento ambulatorio para los casos graves sin complicaciones médicas, nos encontramos en una mejor situación para hacer frente a estos casos".
 
Pero el gran número de niños desnutridos ha sido precariamente elevado. Algunos dicen que ha sido incluso peor que la crisis de 2005, cuando el personal de los hospitales, sobrecargado de casos y sin equipos ni conocimientos, vio cómo los niños morían sin poder hacer nada. En 2010, las consultas nutricionales y el tratamiento temprano son más eficaces para salvar las vidas de los niños, pero enfermedades como el paludismo y el cólera han incrementado la necesidad de una atención urgente y amplia.
 
A mediados de octubre se registraron cerca de 2,4 millones de casos de paludismo en todo el país -en comparación con 1,3 millones en la misma fecha en 2009- con un primer brote y un aumento posterior durante la temporada de lluvias de septiembre. En el caso de los brotes localizados, el cólera sigue amenazando a los niños. A mediados de octubre se habían registrado 1.164 casos y 71 defunciones. Otros problemas que impiden aliviar la emergencia de salud incluyen las inundaciones del río Níger y las potenciales amenazas a la seguridad de Al Qaeda.
 
Los tiempos precarios como estos exigen una esperanza real que esté equilibrada por una acción real. Y Eric Alain Ategbo, de UNICEF, tiene esperanzas. "Las cosas están muy mal, pero no es una catástrofe", dijo con una tranquila determinación. "Se han establecido sistemas para poner todo bajo control", dice con serena determinación. "Los exámenes médicos siguen sirviendo para enviar a los niños a los centros médicos antes de que se deteriore su salud. UNICEF proporciona el 95% de los alimentos terapéuticos listos para su uso, y estamos haciendo todo lo posible para apoyar al gobierno [provisional] para poder suministrar buenos recursos a estos centros. Además, estamos mejorando la capacitación de los proveedores de servicios y la calidad de la atención para estos niños, ayudando al gobierno a ampliar la capacidad de hospitalización, y coordinando en general la respuesta nutricional".
 
Ategbo ve una serie de tareas por delante: "Tenemos que aumentar la resistencia de la gente;  proporcionar una atención sanitaria suficiente y de buena calidad es fundamental, así como involucrar a la comunidad en un comportamiento basado en "prácticas familiares esenciales" que incluyan el lavado de manos después de usar el retrete, el fomento de la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses y la alimentación complementaria para niños de edades comprendidas entre los 6 y los 23 meses".
 
La seguridad alimentaria y la estabilidad nutricional a largo plazo en el país exigen una enorme cantidad de trabajo por parte de todos los sectores de la comunidad, tanto nacional como internacional. Eso incluye al Gobierno, las organizaciones internacionales como UNICEF, las organizaciones no gubernamentales, y los padres y madres, los líderes comunitarios y los trabajadores. ¿Puede uno de los países más pobres del mundo generar esa estabilidad? La vida futura de los niños y niñas del Níger dependen de que la respuesta sea un rotundo "sí".